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martes, 8 de enero de 2019

deus ex machina



siempre he sido una tramposa. si te descuidas voy a contar de dos en dos las casillas en el parchís, he desarrollado un poder sobrenatural para mirar las cartas del de al lado y una capacidad notable para introducir sobre la marcha y de forma sibilina nuevas reglas que me beneficien. no me gusta perder pero tampoco me apasiona el esfuerzo: copié en los exámenes de las asignaturas que no me resultaban sencillas porque soy una decepción como persona, también en lo académico. como no tolero la frustración, en la vida me he pasado una aventura gráfica sin mirar la guía y fue así como escapé de la cabra del broken sword, hice que lloviera en el day of the tentacle y resolví el rompecabezas de los esqueletos bailones del monkey island 2. si me estás leyendo, ya sabes que aquella fantasía para desestabilizar la torre del infierno en el grim fandango no se me ocurrió a mí sola, pero me gustó impresionarte. las consecuencias de esta existencia trilera llegan cuando tu enredadera no entiende de comandos mágicos como esos que te permitan elegir nivel en el sonic (arriba, abajo, atras, adelante, c) y el de la mesa de al lado sólo tiene respuestas para otras preguntas que no son las tuyas. no me sale hacerle trampas a la vida para salir del atasco, y mira que no es el primero. el atasco se parece siempre a otros atascos pero nunca es el mismo: aunque comparte matriz con todas las oscuridades que me han comido terreno no puedo atacar la matriz porque la matriz soy yo. y como la solución no pasa por dinamitarme tiene que haber otro camino porque siempre lo hay, pero las bifurcaciones a las que me alcanza la vista solo conducen a nuevos pozos. total, que me quedo quieta repasando los trucos que he aprendido por si puedo rescatar alguno. me quedo quieta invocando la trampa, esperando un desenlace a lo tragedia grecorromana: que lluevan las soluciones del cielo, que un dios como el del antiguo testamento desate su furia y se lleve a los malos (pero me deje a mí), que me abduzca el platillo volante de los monty python y me escupa luego, lejos del cruce de caminos. el caso es que de la misma forma en que siempre intento escurrirme por atajos, la mayoría de las veces me delato o me delatan porque no me acompaña la suerte. hablo de suerte porque el karma es una patraña, el karma sí que sería un buen deus ex machina, pum, en un giro radical de la trama de pronto le da por existir al karma y el mundo se equilibra. como no me acompaña la suerte no me va a sacar de aquí un agente externo lo que me condena a hacer las dos cosas que menos me gustan en el mundo: 1) esforzarme 2) tomar decisiones, que es a lo que estamos condenados los mortales, al menos los de clase trabajadora, porque seguro que si la botín se agobia mucho y necesita un deus ex machina va y lo compra aunque luego le caiga encima el reniego de horacio: "nec deus intersit, nisi dignus vindice nodus", o lo que es lo mismo, no metas a dios en tus gilipolleces y que cada palo aguante su vela.


1 comentario:

  1. ¿Broken sword, day of tentacle? O es muy prematura o le van los juegos carcas. (Y llevo siguiendola mucho tiempo para saber que no es de mi quinta.)
    Por si acaso, le recomiendo una primitiva, un boleto de la ONCE, o algún bilelte de lotería de vez en cuando. Ese es el "platillo volante" que nos saca de un apuro. Funciona poco, en mi caso nunca, pero es divertido tener ilusión y esperanza de vez en cuando.
    Lo del Karma... completamente de acuerdo. Que risas nos ibamos a echar si fuese cierto.

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